GUAPILES. El horno que lleva cien años como testigo del «calorcito humano»

Ruta del Caribe. CUATRO.

Don Jorge Elizondo Murillo, tiene un apellido chino enredado en su geneologia, pero ya no importa. Lo que realmente interesa es que este hombre de buenos modales y hospitalario está a la cabeza de toda una historia que tiene el mejor olor del mundo.

Lo que llama la atención en Guápiles es que esta panadería legendaria tiene en su alma un horno hecho con rocas llevadas de Cartago y que va cumplir cien años…

Es un equipo pequeño para una historia tan grande en la Panadería Chumino. Don Jorge cuenta esa historia con una pasión que crece como si le inyectara levadura. Cada pedacito del horno tiene una huella de sus antepasados, y narra entonces cómo lo tallaron, cómo respira, cómo duerme, y a lo que huele…

A lo que huele…!

Él nos dice que huele a su padre. Acerca la cara a la la boca del horno, cierra los ojos, con las manos hace un abanico hacia él y dice «huele a mi mi papá…»

Sonrie satisfecho con ese recuerdo en los ojos bien abiertos. Y luego, irremediablemente invita al periodista al ritual. «Acérquese y lo huele»

Su papá murió hace 20 años y por eso insiste en que el horno tiene un olor especial…Y de hecho, su relación con el horno es tan cercana que lo trata como a un ser humano y  lo chinea cuando amanece frio….

 

LA ENTREVISTA COMPLETA CON DON JORGE ELIZONDO EN GUÁPILES

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Guápiles creció agarrado del ferrocarril, que precisamente pasa frente a la Panadería Chumino. Solo hay que preguntarle a la nostalgia cuántas veces el olor que soltaba ese horno hizo suspirar de ansias a los viajeros. Cuántos panes viajaron en sus vagones, llevando el recuerdo de un hombre que llegó de China, que heredó a su hijo, y este a otro hijo…

Un siglo a puro calor humano…

 

 

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