TILARÁN. Paraíso del viento, el silencio y un emprendedor…
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TILARÁN. Paraíso del viento, el silencio y un emprendedor…

Ruta de los Volcanes. TRES

Por fin, muchos kilómetros después, encontraríamos el primer volcán. Lejano, semidesnudo, pero el primero a la vista: el Arenal. Hasta aquí no habíamos hecho honor al nombre de la tercera etapa del proyecto Frontera a Frontera, Costa Rica en positivo: La Ruta de los Volcanes. 

Pero kilómetros antes, después de partir de Monteverde, nos topamos con el paraíso. Y nadie, que se sepa, se ha arrepentido de estar ahí. Y nadie habrá querido salir sin haber tomado mil fotos, de haber llenado la mirada de paisaje, y haber agradecido a Dios por la creación. Una imagen infinita, desde el rumor del golfo de Nicoya hasta el polvo que se alborota en nuestros píes.

La carretera,destapada pero en buen estado, da permiso de parar el vehículo, registrar lo que alcanzan los ojos y volver a iniciar camino. Y volver a parar…es inevitable que este ritual se cumpla una docena de veces, porque un paisaje supera al otro…y a otro.

Y otra…

Hasta cuando las eólicas,  blancos e imponentes molinos sin quijotes, se asoman en las crestas de las montañas para alertar que Tilarán está cerca. Que nuestro personaje está cerca.

LA HISTORIA DE UN EMPRENDEDOR POR ACCIDENTE

Esta historia empieza cuando el nieto de Carlos Adrian  Mora se enferma. Había nacido prematuro y luego su cuerpo no resistía un minuto de sol. La intemperie era ese monstruo de niño que lo torturaba.Y de paso a su familia. Los médicos hicieron lo suyo. Sus abuelos también exploran todas las posibilidades para que su nieto viviera como los demás niños…Y lo alimentan con leche de cabra.

Y la leche de cabra lo cura

Así empieza todo. Se salva un nieto  y nace un emprendimiento que sorprende por esas coincidencias, y por esos testimonios que va dejando en el camino. Don Carlos y su esposa (socia del alma) no dudan en llevarnos hasta ese refugio, cerca de las eólicas donde tiene la cría de cabras.

Las cabras son particulares. Fisgonas como ningún otro animal. Quieren ver todo, saber quién es ,quien llegó, quieren conocer de todo, y de paso, comerse todo.

Ahí en su entorno , don Carlos nos contó su historia que es la de muchos de Tilarán, que emprenden locuras, que hacen del pueblo un buen semillero de aventureros.

ESCUCHE AQUí ENTREVISTA COMPLETA CON DON CARLOS ADRIAN MORA

Y SU PROYECTO CAPRINA DEL BOSQUE

 

Dejamos atrás un hombre y una esposa y un sueño que se hizo realidad. Y un proyecto que nos generó inquietudes, tan lejanos como somos aun de la leche de cabra y sus beneficios.

Tilarán ha sido uno de los pueblos con más personajes por entrevistar. Nacidos allí nos recomendaron muchos que no alcanzamos a conocer. Lo que sí nos confirmó el pueblo es que tiene particularidades ausentes en otros pueblos del país. Para empezar, sus calles enormes, amplias, de gran ciudad. Es que así fue pensado Tilarán. Y sus hijos, como don Victor Hugo Murillo, un periodista que habla de este pueblo con un orgullo especial, se encargan de recordarle al viajero cada uno de esos detalles.

Y por eso todos tienen una recomendación, nuevo mirador, las eólicas, los parques, el del viento, el del silencio. ..

EL CERRO DEL SILENCIO

Por algo se llama así.

¿Qué dice Ud cuando busca un paisaje desde el cerro  y se abre entonces el lago Arenal, el golfo de Nicoya, un valle repleto de torres de viento y el volcán Arenal?..

¿Qué dice cuando es testigo de un sol que cae en cascada sobre la tierra, y poco después, un aguacero que despeina las aguas del lago?

¿Qué debe decir cuando ve esa fila de eólicas, con sus aspas aceleradas, como si se enfrentaran cada una a su propio quijote?

O quién sabe qué palabras pronunciar si observa al volcán Arenal que se ha desnudado hasta la cintura, y poco a poco se va subiendo sus nubes hasta el cuello?

Mejor no decir nada. Silencio.

Por algo este cerro se llama así. Quien lo bautizó, sin duda, subió hasta su cresta y quedó entonces con los ojos como platos, sin respiración, y le habría dado gracias a Dios por la grandeza. En silencio…

TILARÁN

Es la nostalgia. Dejar una región como esta, produce algo en el alma del viajero. Ahí, entre entre Tilarán y Tejona, se recuesta el parque eólico  con esas turbinas, pero también una especie de tierra bendita  con paisajes que adornan los cultivos y la cría de animales. Un imán.  Fue desde siempre, desde cuando lo habitaron los  indígenas huetares, que dejaron herencias en esos caminos de piedra que atravesaba la sierra.

Las minas  de Abangares atrajeron luego miles de migrantes a la zona. Los bosques de cedro amargo, que exigían gran cantidad de mano de obra, también atrajeron familias que colonizaron las montañas. En 1905 se funda un caserío que se llamó La Cabra desde donde germinó Tilarán.

Es el destino, en Tilarán nos germinó la inquietud por la leche de cabra…

 

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