SIERPE. Festeja que vive en un paraíso, pero tiene una razón para llorar…
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SIERPE. Festeja que vive en un paraíso, pero tiene una razón para llorar…

Ruta de la Amistad. QUINTA.

Este es el camino a Sierpe,tras dejar Palmar. Es una carretera sin respiro, interminable, plagada de curvas, y con una característica especial: Se respira agua, porque se desliza entre canales creados por el río, el mar y largas plantaciones y caseríos pintorescos, en lo que se llama el Valle del Diquis…

Y éste (abajo) es otro camino para dejar Sierpe, cuando el destino es Puerto Jiménez o Bahía Drake, o el corazón  de la Península de Osa...Entonces es necesario subir nuestra móvil a un ferry que está siempre ahí, en el momento que se requiera, sin horarios y con el espacio justo..

 

Porque nuestro personaje de Sierpe nos recomendó buscar una ruta menos utilizada, pero…

Pero más espectacular para los viajeros y ya contaremos por qué…

Valió la pena, porque el paisaje que se nos abrió tras subir una montaña por una carretera complicada, fue fascinante. Tanto que el periodista tuvo que tomar un segundo aire, sentarse abrumado, frente a la inmensidad de unos canales repletos de sublimidad…

Horas antes habíamos hablado con un hombre que llegó de Colombia a Sierpe y echó sus anclas ahí. Ahora frente a ese paisaje comprendíamos sus razones…

Ese hombre  se llama Jorge Uribe, que no ha descansado para ver Sierpe convertido en un destino turístico, y que bautizó la zona como La Perla del Sur…

Es enérgico al hablar, recio a la hora de manejar sus negocios, donde empezó de cero, lavando platos: Pero a la hora de la entrevista, cuando recordó aquellos años recién llegado , no supo cómo controlar las lágrimas... LA ENTREVISTA:

Lágrimas que valían la pena. Porque ahora festeja que ese lugar que lo acogió tenga un semblante distinto, lleno de turistas de todas partes del mundo…

Tiene razón de ese amor por Sierpe.

Es necesaria la promesa de volver, y es aburrido el momento de despedidas…Porque nos esperaba el camino hacia Puerro Jiménez…

«Sigan los cables eléctricos y llegan». Esa fue la recomendación de un campesinos cuando cruzamos en el ferry. 

Poco tiempo después nos perdimos en el recorrido y tomamos una vía hacia Bahía Drake. Llegó la noche y nuestro destino se había alterado. Era obligatorio retomar porque nos esperaban en Puerto Escondido…

Corregimos el destino, pero siempre tuvimos en la piel esa sensación delicada de haber visto el paraíso…

 

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