Todo mirador tiene su encanto. Todos tienen una historia por contar, suspirar. Entre Puerto Jiménez y Chacarita.
Desde cualquier mirador, es inevitable pensar que nos miran muy de cerca unos bosques espesos de la Reserva Forestal del Golfo, o del Parque Nación de Peñas Blancas y el Parque Nacional Corcovado.
Ni modo, de ahí se nota la magia de sus casi 60 mil hectáreas de selva tropical y un trozo de mar donde fácilmente se pueden observar los delfines en grupo en su juego natural.
Detenerse unos minutos y admirar. Nada más.