Conozca a uno de sus protagonistas. Tiene ocho años.
La crisis causada por el coronavirus ha golpeado con rudeza el sector turismo. Y el desempleo y las necesidades de quienes vivían de él, ha rayado en tragedia. Eso es innegable…
Por eso, esta historia de una comunidad de Matapalo, en Guanacaste, es un ejemplo de cómo, aún en medio de una situación dramática, se unió para enfrentar la crisis y garantizar lo mínimo: su comida.
La historia la contamos en el Podcast Un Eterno H.P. #3 y llamó la atención la fuerza de uno de sus protagonistas.
Sus habitantes comenzaron a arar un terreno prestado de tres hectáreas, para producir sus propios alimentos. Gracias al apoyo y trabajo conjunto con la Fundación Futuro Brillante y la empresa Garnier & Garnier Desarrollos Inmobiliarios, la comunidad ahora está a cargo de su propia huerta. De este modo, alrededor de 60 personas tendrán acceso a vegetales producidos por ellos mismos gracias a este esfuerzo.
La primera cosecha se espera que esté lista dentro de 2 meses y medio y se dividirá entre las 15 familias que se han encargado de preparar la tierra, sembrar, y cosechar.
La edad no ha sido un límite para estos vecinos de la región chorotega, Julian Angulo Rojas tiene 8 años y cada mañana participa de forma activa. Su testimonio lo resume todo y nos llena de optimismo:
En el marco de la crisis provocada por el COVID-19, Garnier & Garnier cedió durante al menos un año el espacio, mientras que la Fundación Futuro Brillante se encargó de seleccionar a las familias y brindarles la asesoría necesaria para que, finalmente, los vecinos de la comunidad iniciaran el trabajo de preparación y siembra de una diversa gama de productos, tales como plátano, maíz, maracuyá, banano, ayote, pipián y pepino.
Futuro Brillante nació en 2016 con el objetivo de apoyar a los residentes del distrito de Cabo Velas en Guanacaste, para que forjen un mejor futuro mediante la entrega y ejecución de programas educativos de alta calidad, desarrollo de infraestructura, capacitación técnica y proyectos medioambientales.
“En la huerta vemos a prácticamente toda la familia cuidando los cultivos, desde niños, hasta adultos mayores. Esto les permite mantenerse ocupados y tener la certeza de que tienen un trabajo que les dará alimentos, al menos durante el tiempoen el que se encuentren desempleados”, señaló Linday Losasso, directora ejecutiva de Fundación Futuro Brillante.
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